Y luego parando de puntitas los ojos para ver cuando la espalda descubierta por el amplio escote y una muchacha morena por delante se van alejando y empequeñeciendo hasta que parece que cruzan la puerta del restaurante y de pronto no es la muchacha morena sino únicamente su espalda que queda como flotando en el aire y la muchacha que se va y yo que quiero levantarme de mi asiento y llamarla no-sé-cómo para decirle que se olvida de su espalda y la muchacha que azorada vuelve y mis ojos todavía de puntitas y asombrados y sentado yo porque no me atreví a llamar a la chica y avisarle que deja su espalda y la chica que la coge y se la pone y me mira sonriéndome con todos sus dientes y ahora son los dientes los que se quedan en el aire y ella que se va y esos dientes que son dos hileritas blancas inmóviles delante de mis ojos.
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Alicia en el país de Berenice se publicó aquí: El mal de Samsa y también aquí: Revista El cuento